Tantos deseos de el…

Un beso. Comienzo de un deseo, de un volver a sentir, volver a nacer, volver a vivir. Su andar manipula el alma que, en agite vibrar, no se cierra a los placeres de él. Se detiene porque dos voluptuosidades lo frenan pero se abastece de ellos como cual oasis en el desierto. A lo largo…

En el más allá.

Sólo crucé la calle y me sorprendí al ver que me miraba.  Rostro pálido y ojos que expresaban angustia con demarcaciones ojerosas.  Me di cuenta que yo estaba de este lado y él estaba un poco más allá…

Ansias

En esas noches, en las que los seres del inframundo aprovechan para hacer de las suyas, mi alma deambula en búsqueda de aquella que, a semejanza del vital líquido, tanto ansía.